sábado, 27 de abril de 2013

Diario de una chica bulímica



HOLAAAAAA! Me echaréis de menos, ¿no? Hace mil que no escribo y ni siquiera sé si alguien leerá esto, pero os dejo esto, es una historia que hice para un concurso del instituto, que no es gran cosa, pero bueno, habla de una chica bulímica, o bueno, más bien habla de cómo es la gente, es una simple crítica a lo que estamos haciendo de la sociedad. ¡Un beso, espero que os guste!



Querido diario:

He vuelto después de tanto tiempo. Un día más estoy aquí con el mismo sentimiento de ahogo que hace meses, con las mismas ganas de desaparecer de aquí, con el mismo nudo en la garganta, y con el mismo dolor en ésta, de tanto rozarla con mis dedos. Sé que no estás de acuerdo en nada de esto y, probablemente, mis padres tampoco lo estarían si lo supieran, pero ya sabes cómo son, van a lo suyo. A veces pienso en contárselo, pero luego me doy cuenta de que no merece la pena. ¿Qué clase de padres no preguntan a su hija, cuándo notan (si es que lo han hecho) que ha adelgazado casi 10 kilos en tres meses? También he pensado en contárselo a Belén, porque creo que se intuye algo, pero como ya sabes, últimamente se fija más en ese chico que va con “los más guays del instituto”, que en mi. Sin embargo, ya estoy acostumbrada a que nadie me haga caso, y que cuándo lo hagan sea para llamarme “gorda”, o cosas por el estilo, pero también me acostumbré al dolor que todo esto causa, por lo que no la diré nada al respecto. Ojalá no fueras un simple papel, y fueras persona, ojalá pudieras hacerte una mínima idea de lo que duele mirarse a un espejo y darse asco. Sé que tengo un problema, pero también sé que no hay nadie en quién confíe lo suficiente como para contárselo, y que me ayude a salir de él, porque, no sé cómo, pero tengo que salir. Tal vez me ayudaría que alguien  me quisiera así, como soy, y que los imbéciles de mi instituto desaparecieran, y con ellos, sus “Eh mirad, la foca se ha puesto a dieta” y similares. Les odio tanto. Son una panda de idiotas con la cabeza y la vida tan vacía, que necesitan meterse con la gente para ser felices, porque no sólo se meten conmigo, si no con toda persona que no sea como ellos o que no les ría las gracias. A veces no llego a entender que ha visto Belén en ese chico. Puede que sea guapo, y uno de los más formales del grupo, pero ¿dónde ha dejado su personalidad? ¿A dónde se cree que va a llegar haciendo todo lo que hagan los demás, sólo porque así le aceptan en su pandilla? Puede que yo no encaje en ningún sitio, pero prefiero eso, a ser alguien que no soy, porque odio mi físico, mi cuerpo, todo lo que se ve de mí, pero ¿lo de dentro? Lo adoro. Y espero que algún día alguien sepa valorarme y también lo haga, aunque tengo mis dudas, ya tengo 18 años y me voy dando cuenta de cómo es la gente, y en realidad, casi todos son iguales. Hay algunos que van con el rollo de “yo respeto a todo el mundo”, y luego ponen mala cara porque les toca sentarse con alguien extranjero, con una persona el doble de inteligente que ellos, al que llaman “friki”, con alguien gótico, o con chicas o chicos cómo yo, que según ellos, sólo servimos para dar trabajo a los dependientes del McDonald’s. En definitiva, sólo quieren acercarse a los que son iguales que ellos, igual de gilipollas, digo. También están esos que directamente descatalogan en su grupo de amigos a todo aquel que, ya no digo piense o sea, si no parezca diferente y demasiado raro para hablar con él sin insultarle. Y, se supone, que también existen esa clase de personas que respetan a todo el mundo, y que no rechazan a una persona por lo que transmite su apariencia, si no por su personalidad (lógicamente nadie puede caer bien a todo el mundo), y esa era Belén, y digo era, porque cada vez está más cambiada, tanto que a veces no la reconozco. Tú, eres un simple diario en el que escribo para desahogarme, para criticar todo aquello que en persona no digo, y para que, improbablemente, alguien encuentre algún día esta hoja y se dé cuenta de la sociedad que estamos creando, una sociedad llena de prejuicios, en la que sólo algunos pocos encajan.